Renata Victoire Devereaux (nueva historia)

Una sola mirada, un gesto lleno de ternura, una sonrisa irresistible, una mirada coqueta, atrayente y picara; eso es lo que se recuerda de ella apenas se le conoce y se le deja, dama con unos modales exquisitos dada su educación y cuna, sin embargo para su época, Renata pudiese sonreír más de lo necesario, y ser coqueta en una forma casi escandalosa para la época; en su vida humana era frecuentemente definida como una dama exquisita, de finos modales por educación.

Pero Renata Devereaux fue más que solo la perfecta dama a la cual algún día entregarían para ser desposada. Su espíritu era diferente, al crecer en medio de juegos con su hermano mayor su carácter se forjo como decidido y determinado, tanto así que no dudaría en realizar cualquier acto que fuese necesario para llevar a cabo, siempre y cuando crea en la causa; si eso pasare y su objetivo ya estuviera en claro, nada le hará retroceder. Posee un espíritu estratega, calculado y seguro.
Su expresión corporal goza de estar llena de gracia y coquetería, sacándole provecho de forma inconciente a el porte y estilo heredado por su familia. Dicha condición es explotada por la joven.

Tiene un encanto natural para atraer, tal como el canto de las sirenas, y, a primeras luces se cree en la inocencia de sus miradas y limpieza de sus sonrisas; de tal modo que Belle es todo un ángel ante la sociedad. Esta “cualidad” es perfecta para ella, porque puede utilizar esa encantadora apariencia para consolidad los negocios y tratos de la familia Devereaux.

En ocasiones es tierna y en otras tantas, fría y sin inhibiciones. Siempre glamorosa, siempre inteligente, siempre jugando sus cartas como mejor le convenga. Es vanidosa y ególatra, y del mismo modo puede ser divertida, y alegre, e incluso inocente.
Renata tiene talento y encanto para lograr sus objetivos por naturaleza y la destreza de los Devereaux inundando sus venas. Puede ser el demonio personificado o puede ser un ángel dependiendo de con quien trate y que es lo que ella se proponga… Pues ella utiliza el elemento mágico de la doble moral para la sociedad, aunque sus ideas estén bien establecidas en la realidad, pues sabe lo que quiere y en definitiva sabe quien es y más aún, quien quiere ser..


Determinada, pues al fijarse un objetivo nada la hará cambiar de parecer, preocupada y amorosa con los que ama pero fría y tajante con aquellos que no le merecen un solo sentimiento. , se le conoce como “la reina de hielo” pues no cae fácil a las palabras de amor de cualquiera, tampoco se enamora con facilidad de alguien, aunque ese alguien merezca completamente su amor. Fuerte de convicciones tanto es difícilmente se le puede desviar del camino una vez que este se ha trazado en su mente. Buena amiga con los que lo merecen. Sarcástica, burlona, obsesiva según la situación lo amerite.

Un matrimonio interesante tendría por ende una hija interesante.

Nace en Londres, la capita linglesa, una fría mañana del mes de Octubre , proveniente de un matrimonio bien ejecutado entre Nicolae Devereaux heredero de la dinastía en francesa y Eunice McAdams perteneciente a una distinguida familia irlandesa que como de costumbre, ese matrimonio había sido arreglado. Renata llego al mundo ocupando el segundo sitio de aquel matrimonio, precedida por un hermano. A unos cuantos días de nacida es llevada a el lugar y nación de si padre. El apellido Debereaux tiene un peso fuerte en Francia, la unión con los McAdams tan alejados en cuanto a geografía otorgaba más poderío que como bien se sabía, las relaciones y parentescos lo eran todo.

Renata creció en aquel ambiente donde se le enseño desde siempre costumbres y el lugar de las mujeres en la sociedad mágica, se le mostró además cuan importante era ella, cuan bella era ella y que tan valioso e importante era que solo se manejara con los de su nivel. No obstante algo del temperamento irlandés se reflejo dese temprana edad en Renata, Si, era delicada y fina, pero Renata no se limitaba en sus acciones.

Desde pequeña parecía una pequeña princesa, una princesa de ojos llameantes, su espíritu se encontraba en iguales condiciones. Intrépida y traviesa, más de lo que se esperaría. Voluntariosa, coqueta naturalmente y risueña desde pequeña también la inteligencia y estrategia se asoman en su personalidad.
Cuando tenía cuatro años realizó su primer estallido de magia: al estar jugando destruyo una de las plantas preferidas de su madre. Eunice estaba reprendiéndola cuando Renata, en un arranque de pánico, logró hacer que la planta floreciera y quedara intacta de nuevo.

A los once años como era debido recibe carta de Hogwarts y Beauxbatons, eligiéndose Beauxbatons para su educación. En Beauxbatons. Renata se desarrolla y juega con los canons estipulados por la escuela siempre llevándolos al limite y al mismo tiempo jamás se lograba imputarle nada. La educación era estricta por supuesto y en el colegio Renata consigue desarrollar todo su potencial, su favorito era sin lugar a dudas pociones secundado de cerca por aquella materia que versaba sobre las artes oscuras. Renata estaba interesada particularmente en entenderla pues solo conociéndolas se les podía manipular.

Hermosa como era a Renata no le faltaban pretendientes, sin embargo gustaba de parecer disponible pero jamás estarlo para ninguno, jugando entonces con las emociones de los demás en algunas ocasiones. Le parecía justo.

Un dejo amargo para Renata es la parte que no le favorece de ser sangre pura y de tener buen linaje; la parte en la que eventualmente se tendría que convertir en el más hermoso de los ornamentos en la casa de algún mago de buena cuna y renombre. Para Renata es asqueroso y mezquino, sin embargo no lo diría, las ventajas y privilegios son suficientes para jugar a que esta de acuerdo, y dado el momento esta decidida a dar al menos batalla en caso de ser forzada.

Asuntos de cooperación internacional ocuparon a el padre de Renata por lo cual dicto que su familia fuera a con el, siendo así los Debereaux arribaron a Inglaterra y Renata que aún cursaba sus estudios en Beauxbatons fue transferida a Hogwarts.

El sombrero seleccionador se debatió un poco con ella, tenía la astucia de todo Slytherin y claro el orgullo de si misma, sin embargo Romina poseía más cualidades, era demasiado diestra e inteligente, algo rebelde, obsesiva y con notas inmensas de curiosidad. El sombrero seleccionador la ubica en Slytheryn sobre Ravenclaw donde seguramente podría encontrar algunas respuestas más.

La casa le pareció bastante digna y así mismo sus compañeros, aunque debía reconocer que su ego generalmente era elevado, al igual que ella. Conoció a quienes eran merecedores de conocérseles y entre ellos a Amycus Carrow en el cual encontró algo interesante, además de lo evidente. El tomaría una poderosa importancia en su vida más adelante.

No paso demasiado tiempo antes de que se comenzara a hablar sobre su futuro enlace con un heredero ingles de excelente familia ante la sociedad mágica; Dante Kingsbury, perteneciente a la casa de Ravenclaw. No lo gozo demasiado, por el hecho de que era una imposición, además de que como su prometido que era requería más tiempo del que ella estaba dispuesta a otorgarle a un casi desconocido. Evidentemente no tuvo opción y por ello cualquier tipo de interés que tuviese por Amycus se vio ensombrecido…
Usando todo su ingenio, la castaña logro que al menos el compromiso no pactase una fecha de boda inmediata, y que solo representara eso, una promesa de que algún día ella le pertenecería.

Dante resulto más astuto de lo que cualquiera pudiese pensar ganándose de a poco el afecto de Renata. Al salir de Hogwarts, incluso el apoyo la idea de que aquella beldad siguiera su preparación y que estudiase para ser inefable si así lo deseaba ella, en vez de irremediablemente estar sentenciada a casarse y ser esposa y madre eventualmente en una interminable cadena de no demasiado porvenir. ¿Qué esperaba ella?.. nada, excepto tiempo, la idea de el matrimonio comenzaba a volverse costumbre para Renata, pero aún así, le escocía la piel.

Debió haberse casado cuanto antes. El compromiso fue roto de la manera más cruel, Dante había sido asesinado por un colacuerno, según habían contado algunos amigos de cacería que iban junto con el, entre ellos Amycus Carrow. Esa fue la versión oficial, porque la realidad tenía unos pormenores interesantes, de entre los cuales destacaban maldiciones imperdonables por parte de Amicus, siendo el verdadero responsable de la muerte de aquel pobre diablo.

Su perdida fue dolorosa, sin embargo se comporto siempre con templanza, seria durante el sepelio, no derramo lagrimas en público e inclusive dedico algunas sonrisas para todo aquel que quisiera consolarla. Jamás supo si fue amor o cariño lo que hubo para Dante Kingsbury, pero ya no podría averiguarlo.

La muerte de Dante significo una perdida lamentable para los Devereaux, debido a que la castaña debía ser comprometida cuanto antes, a algún buen partido que le interesase ella o bien, una buena alianza con la familia. Solo habían pasado lo días de duelo riguroso para que su mano fuese prometida a Amycus Carrow, incluso pese a las habladurías que comenzaban a formarse alrededor de su nuevo prometido y la muerte de el joven Kingsbury. Renata no pudo rehusarse o si quiera aplazar la fecha de la boda.

Magnifica. Así había sido descrita la boda entre Amycus y Renata y, según se auguraba por toda la sociedad mágica, el matrimonio Carrow-Debereaux estaba destinado a ser uno de los más sólidos y felices; y así fue para los demás, pero en el corazón de esa pareja no todo fue sencillo. Renata sentía una contradicción amar a un hombre que la había comprado… amar a un hombre que en ocasiones parecía quererle para que después este simplemente hiciera el uso de ella que tanto había temido, el de ornamento principal en aquella mansión. No le satisfacía y fue por aquella razón que Renata no quiso mencionarle que le quería, tanto más a su favor sería mucho más sencillo odiarle que amarle, aunque su ser reaccionara de una manera diferente.

Amycus paso de ser aquel chico que había llamado su atención, perteneciente a su misma casa en su estancia en hogwarts a ser su esposo y señor para la sociedad mágica, pero ella no estaba dispuesta a obedecerle siempre. Actúo sin embargo con elegancia, sonriendo para su marido, demostrándole que no le afecta su desamor aunque bien le puede estar quebrando por dentro; la castaña no lo haría, no deseaba darle esa satisfacción a Amycus pero aún así… se sintió irrevocablemente atraída hacia el. No había llegado antes a conocer el amor, pero lo que siente por Amycus es tan fuerte y poderoso que debería ser clasificado como tal. No es tonta, sin embargo y su orgullo le impide decir “te amo” a ese ser que, en definitiva, no le corresponde.

Es difícil para ella no tocarle cuando se muere por hacerlo, por sentir su calor, del mismo modo que es difícil no odiarle cuando se muestra frío al encontrarse a solas.
Finalmente estaba desposada con el que muy probablemente sea el hombre de su vida y que sin embargo solo le ofrece migajas de amor, y solo cuando el baja la guardia. Poderosas migajas son estas pues la mantienen con vida en la más exquisita jaula de oro, pero eso es justamente algo que Renata Devereaux no divulgara jamás, No dejará que nadie se haga del afecto de su marido, pues ella quiéralo o no, ya le pertenece y considera justo que su esposo, Amycus, también le pertenezca.